No hay mayor disfrute que con la contemplación.
No cuesta nada, ni esfuerzo, ni económico,
si acaso... filosófico.
¿Qué valor tiene la luna lunera?
¿Cuanto tus caderas?
¿Qué cuesta un atardecer?
¿Cuanto, tus labios mecer?
Contemplando la luna, contemplo tu firmamento,
contemplando la caída del sol, contemplo tu dulzor.
No hay distinción, el amor es el amor.
Sin fronteras ni bendición.
Aunque la contemplación es bendición.
La bendición, contemplación.
RCVicent
No hay comentarios:
Publicar un comentario