lunes, 14 de marzo de 2011

Niño Inquieto

En un pueblo no muy lejano de aquí, no hace mucho tiempo, nació un niño inquieto, inquieto donde los haya, no de cualquier tipo de inquietud, sino inquieto inquieto, para nada eso de “niño hiperactivo” que le llaman hoy, no, nada de eso, inquieto.

Caminaba divagando por las calles de su pueblo, correteaba, jugaba... como todas las personitas de su edad, pero un día, entre suspiros e ilusiones, le dijo a su abuelo al que tenía en gran estima:


  • Abuelo, quiero ser como tú.
  • El abuelo le alcanzó un libro mientras le sonreía y le decía – Toma leelo.

El niño, inquieto ¡como no! bebió de aquellas páginas con sed insaciable y cuando lo terminó, se aprestó a llevarle a su abuelo el libro que le había entregado mientras alegre le decía:


  • Abuelo, quiero ser socialista.

El niño volvió a la calle, a jugar, corretear y divagar, pero no faltó mucho tiempo para que el niño volviera a encontrarse intranquilo, tras esto puso pies en polvorosa para subir las cuestas de su pueblo en busca una vez mas de su abuelo al que al llegar, casi sin aliento, le dijo:


  • Abuelo, ya no quiero ser socialista.
  • El abuelo, se frotó la barbilla, mientras se le iluminaban los ojos y volvió a coger un nuevo libro. - Toma, lee este. - Le dijo.


El niño salió corriendo con una sonrisa entre los labios dispuesto a leer aquel nuevo libro que le había entregado su abuelo, al llegar a su casa, tras abrir la portada en la cual se podía leer “Manifiesto Comunista” volvió a beber de aquel rico manantial que algo mitigaba su sed.

No tardó mucho en leerlo y en volver a casa de su abuelo sonriente para decirle mientras le entregaba el libro:

  • Abuelo, quiero ser comunista.

Volvió nuevamente a corretear aquel niño por las calles de aquel pueblo no muy lejano a este, pero por mucho que corriera, no podía dejar de divagar y divagar y no tardó mucho tiempo en volver a casa de su abuelo.

  • Abuelo, ya no quiero ser comunista.
  • El abuelo volvió a frotarse la barbilla, a brillarle los ojos, mientras cogía un nuevo libro de su estantería. - Toma entonces, lee este.

Pies en polvorosa puso aquel niño calle abajo para entrar en su habitación y tras leer aquella portada que decía “La conquista del pan de Piort Koprotkin”, volvió a leer de aquel manantial que ya empezaba a sentir que era inagotable, pero aún así mas inagotable era su sed. No dio tiempo a que una nueva luna pasara por sus ojos cuando ya se dispuso a ir nuevamente a casa de su abuelo.

  • Abuelo, quiero ser anarquista. - Le dijo al parecer, muy convencidamente.

Pero pocas lunas pasaron por su ventana y pocas subidas y bajadas corretearon sus pies cuando volvió a casa de su abuelo:

  • Abuelo, no quiero ser anarquista.
  • Al abuelo volvieron a brillarle los ojos, volvió a frotarse la barbilla, pero no, ahora no cogía un nuevo libro, esta vez no, se acercó a aquel niño, lo agarró de los hombros y le dijo: Querido Antonio Manuel, sigue buscando.


Y fue así como aquel niño inquieto siguió corriendo por las calles  de su pueblo mientras continuaba buscando, buscando y buscando. Bebiendo de aquellos mares de agua dulce que le proporcionaban los libros fue labrandose su propio camino, y fue así, como se doctoró en Derecho cuando pareció no ser tan niño y fue así como escribió varios ensayos, monografías, poemarios, novelas que fueron reconocidas y premiadas... y fue así, como también se adentró en el mundo musical grabando varios discos, de notorio reconocimiento en el mundo indy con Deneuve  y fue así, como se hizo columnista de periodicos y revistas digitales, y fue así, como participó en la redacción de la Declaración de Chauen, en el Decálogo de Córdoba por la Alianza de Civilizaciones, y fue así, como co-creo el taller de ciudadanía, un espacio social pionero en europa, y fue así como se rodeó de gente inquieta a su alrededor y llevó al Ateneo Popular de su pueblo al mayor esplendor cultural nunca antes conocido y fue así, como continuó construyendo su camino mientras escribía “La Huella Morisca”, un libro que podremos desnudar hoy aquí.
Y es así como aquel niño se presenta nos presenta aquí, quizá vuestros ojos aún no lo hayan visto, normal,  viene camuflado de adulto, enclaustrado diría yo, pero ahora nos mostrará su camino, un camino que muchos compartimos sin saberlo, el de la huella morisca, el de nuestra huella morisca. El que nos hará que cuando salgamos por esa puerta no volvamos a ver nuestro municipio, nuestra tierra, con los mismos ojos, porque nuestro gran ojo, el de la conciencia, habrá aumentado su visión.

Pa mi apreciado Antonio Manuel - RCVicent

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